Vemos día tras día noticias del lamentable fracaso escolar, ¿quien tiene la culpa de esto? ¿son los niños, los cuales solo tienen la obligación de divertirse, entretenerse, subir su autoestima, tener un buen autoconcepto...? Creo que estamos equivocados.
Cuantas veces deseamos volver a la infancia, cuando todo problema era que color debía de escoger para colorear aquel divertido oso, o como debía de colocar correctamente los dedos... con el paso de los años te das cuenta que todo lo que te enseñaron en infantil se va desvaneciendo, ahora no puedes colorear un divertido oso liberando tu imaginación, debes hacerlo desde la perspectiva caballera si no estará mal, no deberás salirte del dibujo porque si no estará mal, ¿y porque está mal todo lo que se sale fuera de lo "común"? ¿Es que acaso no nos dejan desde pequeños ser creativos y dar rienda suelta a nuestra imaginación? ¿Porqué nos cortan las alas cuando vamos creciendo, cuando vamos pasando de curso?
Estoy de acuerdo que cada curso establece unos objetivos y que no serán los mismos en infantil que en primaria o en la universidad, ¿pero no es cierto que la creatividad estará presente en todos los años de nuestra vida? ¿porqué nos ponen una pautas a seguir?
Es por ello que creo que la formación del maestro es algo muy importante y fundamental cuando se trata de formar- enseñar a los futuros ciudadanos, y ya pequeños ciudadanos.
Por eso ¿debemos de tener una formación complementaria, y si es así que aprendemos en las universidades si todo sigue igual?
¿Que es lo que hay que hacer para llegar a ser un buen maestro? Ante todo creo que una condición fundamental del buen maestro es su compromiso con la formación humana, formar es influir en la manera de ser y actuar de los niños, y es un proceso que involucra tanto la razón como la sensibilidad. La posibilidad de formar exige al maestro un proyecto de vida consecuente con los principios que orientan su labor educativa.
Otro de los aspectos es que el maestro debe de tender puentes en el saber, debe hacer de guía y facilitar cualquier saber que quiera descubrir el niño.
El maestro debe ser capaz de expresar y sentir ternura, estar siempre abierto y sensible a las vivencias afectivas de los alumnos, crear un ambiente favorable para que sea el niño el protagonista de su propio aprendizaje.
Saber llevarlo a las múltiples inteligencias...
La investigación cognitiva actual ha demostrado que los seres humanos poseen distintos tipos de inteligencia, los cuales determinan formas y estilos diferentes de aprender, recordar, actuar, y comprender. Para abarcar adecuadamente el ámbito de la cognición humana es necesario incluir un repertorio de aptitudes más universal y amplio. Es preciso también admitir la posibilidad de que muchas de estas aptitudes, si no la mayoría, no se prestan a mediciones por medio de la expresión oral o escrita, que dependen en gran medida de una combinación de capacidades lógicas y lingüísticas.
Las teorías psicológicas sobre la inteligencia no pueden ignorar las diferencias existentes entre los contextos en que viven y se desarrollan los seres humanos. En vez de suponer que tenemos una inteligencia independiente de la cultura en que nos toca vivir, hoy muchos científicos consideran la inteligencia como el resultado de una interacción, por una parte, de ciertas inclinaciones y potencialidades, y por otra, de las oportunidades y limitaciones que caracterizan un ambiente cultural determinado (Gardner, 1994).
Son muchos los aspectos que debe de tener un buen maestro, ¿y como se aprende a serlo? Lo que si sé hasta día de hoy que no está en un libro de texto.
El buen maestro no es aquel que pretende que sus discípulos lo imiten. El maestro verdadero es el que alienta y estimula:
- la audacia de ser diferente
- el deseo de explorar lo desconocido
- el valor de disentir de las creencias y opiniones generalizadas
- las ganas de soñar otros mundos
- el conocimiento de sí mismo
- la lucha por la libertad
- el derecho a la felicidad
- la búsqueda de la belleza
- la rebelión contra la injusticia
